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23 June 2009

Una atención de calidad al paciente inmigrante requiere médicos en Formación Continua

Una atención de calidad al inmigrante requiere del profesional un esfuerzo por afianzar conocimientos, habilidades y técnicas específicas que contribuyan a tener la mejor relación posible con el paciente. “Es un esfuerzo imprescindible porque sabemos que las minorías presentan desigualdades en salud por varios motivos, entre ellos la mayor incidencia de infradiagnósticos e infratratamientos o el hecho de que los centros sanitarios no se organizan ante la diversidad racial y cultural actuales”, asegura el doctor José Luis Martincano, del Grupo de Trabajo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).

En el Encuentro RANM con la Salud del Inmigrante, este experto ha hecho un análisis detallado de los aspectos a tener en cuenta si se quiere prestar una atención equitativa a las minorías. Esta jornada de debate celebrada ayer en Madrid organizada por la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) con la colaboración del Instituto Novartis de Comunicación en Biomedicina, que ha juntado a especialistas de distintas disciplinas para hacer un análisis global de la asistencia al inmigrante, las necesidades, los logros y los retos asociados a la atención de estos pacientes.

La formación continua del profesional es clave para adquirir habilidades que redunden en beneficio de la relación médico paciente. Según el doctor Martincano, “el objetivo es que esa relación sea eficaz en las dos direcciones, facilitar y disponer el acceso a los servicios y prestaciones, la continuidad asistencial y en las mismas condiciones de la población mayoritaria”.

El experto de SEMERGEN considera que una atención equitativa a las minorías pasa por el cumplimiento de una serie de requisitos. Uno de ellos es que el médico sea capaz de hacer lo que se denomina una ‘práctica culturalmente competente’. “Es la formula que exige del profesional que actúe con una actitud constructiva hacia las diferencias culturales de los distintos grupos culturales asentados allí donde desarrolle su trabajo, con los conocimientos necesarios para procurar la mejor atención de salud a sus pacientes de diferentes culturas y entendiendo y atendiendo el contexto de la situación sociocultural de estas personas”.

Es una tarea que, como el doctor Martincano subraya, obliga al médico a hacer una valoración cultural entendida ésta como el examen o apreciación reglada y sistemática de las creencias culturales, valores y prácticas. “Se trata, en definitiva, de investigar lo necesario para facilitar la relación asistencial en toda su complejidad, sin prejuicios, y partiendo de los valores de la dignidad humana, la empatía, la compasión ante la enfermedad y el coraje de la promoción de la salud y la vida saludable”.

Para evitar conflictos y conseguir que sean óptimas las relaciones con el paciente inmigrante, el profesional debe realizar un autoexamen sobre sus convicciones, valores y manera de pensar ante cuestiones de naturaleza étnica. “Es bueno que reflexione sobre sus actitudes sobre el pluralismo cultural y replantearlas si fuera necesario”, añade el doctor Martincano y asegura que existen herramientas con esa finalidad como el Inventory For Assessing The Process of Cultural Competence Among Healthcare Professionals-Revised (IAPCC-R), y el autotest ASKED.

La valoración cultural del paciente es clave porque, como recuerda este especialista, “en el encuentro de diversas culturas y formas de entender el mundo, no siempre el paciente y el médico están de acuerdo en que existe una enfermedad e incluso estando de acuerdo se aprecian distintas razones para la misma. También el tratamiento puede ser considerado de manera muy distinta. En ese sentido el éxito de nuestro acercamiento estará condicionado por nuestras habilidades, mediante la entrevista clínica, para establecer una adecuada comunicación paciente-medico y así salvar, o al menos minimizar, el impacto de las diferencias culturales, raciales y étnicas. Es un momento clave porque de él dependerá cómo evolucione nuestra relación y nuestra capacidad para ser competentes y no cometer errores médicos”.

La atención a las minorías también requiere otros análisis más concretos, como la valoración física centrada en las diferencias derivadas de la variabilidad y diversidad étnicas en cuanto antropometría, rasgos, color y textura de la piel, forma y color del pelo, distribución de la grasa corporal y posibles variaciones en los resultados de laboratorio y pruebas especiales. Por ejemplo, según el doctor Martincano, si estos aspectos no se tienen en cuenta se corre el riesgo de prescribir medicamentos de forma errónea. “De la mayoría de fármacos numerosos estudios han demostrado la influencia que la raza y la cultura tienen tanto en la farmacocinética (es decir qué porcentaje del agente farmacológico alcanza el órgano diana según absorción, distribución, metabolización y excreción) como en la farmacodinámica (cómo responde el organismo al fármaco)”.

-Valoración psicosocial
El médico debe igualmente, según este experto, hacer una valoración psicosocial del paciente inmigrante o perteneciente a una minoría. En este caso es una labor orientada a la identificación de necesidades y para ello es preciso que le pregunte por las relaciones con su entorno más cercano, su integración social, su participación en la comunidad, el apoyo familiar, sus amistades, etc. “El objetivo es ayudar a solventar los problemas de una manera responsable y sensible, teniendo en cuenta no sólo los valores y costumbres del país de acogida, sino también las provenientes del país de origen”.

-Organización asistencial
Aparte de lo que está en mano del médico, el doctor Martincano sostiene que es preciso adoptar determinadas medidas desde el ámbito político si se quiere ser realmente eficaz en la atención de estos pacientes. “Por un lado, las organizaciones asistenciales médicas deben desarrollar reglamentos, estructuras, prácticas y procedimientos que apoyen un sistema de prestación de servicios culturalmente apropiados. Por otro, desde los órganos públicos de gestión y ordenamiento social se deben fomentar las redes sociales naturales, de tipo informal, de apoyo y de asistencia”.

-Investigación y docencia
Conseguir la mejor atención al inmigrante posible no puede ser un objetivo a largo plazo, según el doctor Martincano. “Se necesitan conocimiento y documentación tanto de los resultados de las intervenciones asistenciales como del acceso y utilización de los servicios por parte de estas poblaciones. Son muy válidos también los seminarios y cursos de perfeccionamiento para adecuar la teoría, los conocimientos científicos a los verdaderos riesgos de salud que vienen determinados por los flujos migratorios. Falta investigación que documente las variaciones de reacción a los tratamientos y saber qué resultados podemos obtener a través de la educación en salud entre los diferentes grupos raciales y étnicos”.

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