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26 November 2009

La mortalidad de los pacientes infectados por SARM es el doble que la causada por cepas no resistentes a los antibióticos existentes

El Staphylococcus aureus resistente a la meticilina o SARM es una bacteria que se ha vuelto resistente a diferentes antibióticos y que actualmente causa el 23% de los fallecimientos relacionados con las infecciones generalizadas e invasivas, también conocidas como sepsis. El Staphylococcus aureus es un tipo común de bacteria que suele formar parte de la flora normal del 20-40% de las personas sin tener consecuencias graves, ya que normalmente vive en la piel y algunas veces en las fosas nasales. Por el contrario, el SARM se refiere a las cepas de Staphylococcus aureus resistentes a los antibióticos. La infección de este microbio puede amenazar la vida de pacientes con heridas profundas, catéteres intravenosos u otros instrumentos que introducen cuerpos extraños, como respiradores, o causar una infección secundaria a pacientes con el sistema inmunitario debilitado.
"Cuando este microorganismo es resistente a todos los betalactámicos, es decir, a los mejores antibióticos existentes para tratarlo, se conoce como resistente a la meticilina o SARM. La diferencia con el Staphylococcus aureus presente en muchas personas es que suele adquirirse en el contexto de una hospitalización o al entrar en contacto con dispositivos sanitarios, como catéteres o máquinas dialíticas, siendo más difícil de tratar y causando una elevada mortalidad", afirma el Dr. Jesús Rodríguez Baño.
El SARM suele adquirirse por contacto. Normalmente, los vehículos transmisores son sanitarios que han contactado con otro paciente colonizado por SARM y en sus manos, ropa o calzado pueden llevarlo y transmitirlo al paciente siguiente. "Hay que tener muchísimo cuidado con los individuos portadores, detectarlos y tomar con ellos precauciones de contacto. También es esencial lavarse las manos con frecuencia si se va a visitar a alguien en un hospital o a personas que requieren cuidados médicos a largo plazo", incide el Dr. Rodríguez Baño.

-El SARM, causante de infecciones de alto riesgo
El SARM produce, sobre todo, infecciones nosocomiales, es decir, aquéllas contraídas en el propio ámbito hospitalario al recibir un tratamiento para otra dolencia. La consecuencia más grave es la posibilidad de contraer una neumonía nosocomial, enfermedad que puede ser mortal y que se adquiere tras insertar un tubo ventilador en el cuerpo de un paciente. "Las infecciones por SARM pueden ser bacteriemias (infecciones de la sangre) originadas en una infección de un catéter venoso, infecciones quirúrgicas, neumonía (sobre todo en pacientes de la UCI), infecciones de prótesis articulares o incluso infecciones de prótesis valvulares cardíacas. Además, puede causar epidemias hospitalarias notables porque la mortalidad de los pacientes con sepsis o bacteriemias es el doble que la causada por cepas no resistentes", afirma el Dr. Jesús Rodríguez Baño.
Los síntomas más habituales de una infección grave por SARM son: dolor torácico, escalofríos, fatiga, fiebre, sensación general de malestar, dolor de cabeza, dolores musculares, erupción cutánea o dificultad para respirar. Como consecuencia de la falta de tratamiento adecuado puede producirse una sepsis o infección generalizada, celulitis, infección de las válvulas del corazón, neumonía o síndrome de shock tóxico, y finalmente insuficiencia orgánica y la muerte.

-La importancia vital de un tratamiento adecuado y rápido
Esta infección se puede descubrir mediante un simple cultivo. De hecho, es vital iniciar el tratamiento adecuado y, sobre todo, descubrir rápidamente la infección por SARM. Un estudio realizado por diferentes miembros de la REIPI muestra que en el 79% de los casos se suele iniciar un tratamiento inadecuado, triplicando la probabilidad de muerte del paciente. Su corrección posterior, habitualmente a las 48-72 horas, no consigue mejorar el pronóstico. "Es necesario tener un alto índice de sospecha para este microorganismo, para lo que es importante contar con la ayuda de los infectólogos en los hospitales, detectar precozmente a los pacientes que son portadores del mismo, puesto que son los que más riesgo tienen de contraer una infección, y estudiar la utilidad de técnicas microbiológicos de diagnóstico rápido", afirma el Dr. Rodríguez Baño.

-El SARM sale de los hospitales
La infección por SARM ha sido tradicionalmente hospitalaria. "No obstante, en los últimos años se ha visto que se puede adquirir no sólo en hospitales, sino en unidades de día, centros de tratamiento de pacientes crónicos, residencias, consultas externas, etc. Mas recientemente se han descrito cepas de SARM puramente comunitario en varias áreas del mundo, un fenómeno diferente y alejado del SARM del hospital y los dispositivos sanitarios", añade el Dr. Rodríguez Baño. Se han detectado en jugadores de deportes de contacto, como la lucha o el fútbol americano, en presos y en usuarios de gimnasios. El SARM comunitario puede contagiarse al compartir artículos de uso personal como toallas o cuchillas de afeitar que han tocado la piel infectada, por lo que la prevención y una higiene muy cuidadosa es imprescindible para evitar el contagio.

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