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18 November 2009

Uso de bótox en ORL para corrección arrugas, tratamiento tics y parálisis facial

La utilización de toxina botulínica en patologías otorrinolaringológicas ha crecido significativamente en los últimos diez años gracias a la búsqueda progresiva de nuevas aplicaciones del fármaco; así mismo, el camuflaje de las cicatrices faciales y de la parálisis facial ha avanzado sustancialmente. Así lo han confirmado los especialistas reunidos con motivo del 60º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial (SEORL-PCF) que se ha celebrado en Madrid entre el 13 y el 17 de noviembre.
La toxina botulínica es una neurotoxina elaborada por la bacteria Clostridium botulinum. El efecto farmacológico de la toxina botulínica tiene lugar a nivel de la unión neuromuscular. La toxina botulínica actúa de forma local mediante el bloqueo de la liberación de acetilcolina, lo que se traduce en parálisis muscular temporal. Tal y como ha explicado la Dra. Nuria Mir Ulldemolins, del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Esperit Sant de Barcelona, "la toxina botulínica se viene usando farmacológicamente desde los años 80 y desde el año 2000 de forma normalizada en otorrinolaringología. En la actualidad, la utilizamos para tratar las disfonías espásticas (una alteración de la musculatura laríngea que produce una voz entrecortada), para mejorar las sincinesias o tics faciales, para el tratamiento de la parálisis del nervio facial, en patologías de las glándulas salivales y, desde el punto de vista estético, para la corrección de las arrugas faciales".
Una de las aplicaciones más novedosas de la toxina botulínica es en el First Bite Syndrome, o síndrome del primer mordisco, que consiste en la aparición de dolor en la parótida al inicio de la masticación, por lesión de la cadena simpática cervical o del plexo simpático que inerva la parótida y que suele aparece después de la cirugía sobre la glándula salival. "Se trata de un síndrome que no se había definido hasta hace poco y ahora sabemos que existe y cómo tratarlo con toxina botulínica. Actualmente sabemos que hay una excesiva secreción salival y podemos remediarlo con el uso de la toxina botulínica ya que gracias a ella podemos reducir la salivación de estas glándulas", ha explicado la Dra. Mir Ulldemolins.
El tratamiento con toxina botulínica se utiliza junto con otras técnicas pero presenta una clara ventaja sobre las técnicas quirúrgicas y es que "su aplicación es fácil, nada agresiva y el hecho de que los efectos solo duren 6 meses hace que, en caso de que algún efecto sea excesivo o no esperado, sea reversible", señala la Dra. Mir Ulldemolins. Además, señala la doctora, "las contraindicaciones son mínimas. Se producen, básicamente en aquellos pacientes que tienen alteraciones en la conducción nerviosa o alteraciones musculares como las miotonías pero, exceptuando estos casos, la toxina botulínica se está utilizando en todo tipo de pacientes".
La duración aproximada del efecto de la toxina botulínica es de 6 meses, tiempo tras el cual el paciente debe volver para que se le pueda practicar otra infiltración. Según la Dra. Mir Ulldemolins, "el hecho de que los efectos de la toxina botulínica no sean permanentes es una ventaja ya que si hay efectos secundarios se van a evitar dejando de hacer las infiltraciones. Para los pacientes que tienen que repetir las infiltraciones, remarcar que la aplicación es muy cómoda pues se hace en 20 minutos en la propia consulta. Puede parecer engorroso volver cada seis meses a realizar las infiltraciones, sin embargo, si se tiene en cuenta que hay pacientes, por ejemplo, con distonía laríngea que prácticamente no pueden hablar y que gracias a una infiltración cada seis meses pasan a hablar de forma normal, es evidente que el beneficio para el paciente es enorme".
En cuanto a su uso en diferentes pacientes, apuntar que "con cautela y teniendo siempre en cuenta el riesgo-beneficio y cuando hablamos de patologías importantes que causan mucha morbilidad al paciente, el uso de la toxina botulínica está indicado en todos los pacientes. Su aplicación en niños dependerá de la edad del paciente. En niños con parálisis cerebral que tienen mucha salivación ya se está empleando actualmente", concluye la Dra. Mir Ulldemolins.

-Avances en el camuflaje de cicatrices faciales
Las cicatrices en el rostro causadas por accidentes o intervenciones quirúrgicas pueden mejorarse mediante cirugía plástica facial, que contempla el abordaje de las cicatrices como una manera de camuflar lesiones cutáneas. Tal y como explica el Dr. Esteban Scola Pliego, Presidente de la Comisión de Cirugía Plástica Facial de la SEORL, "el camuflaje de cicatrices se puede hacer, directamente cuando se interviene en el rostro por cualquier tipo de cirugía, haciendo inicialmente una cicatriz lo más estética posible; o bien interviniendo sobre una cicatriz previa para intentar mejorarla". Sin embargo las intervenciones de camuflaje de cicatrices no aumentan significativamente porque el tratamiento primario cada vez se hace mejor. "Afortunadamente la primera sutura en urgencias o en quirófano es más cuidadosa y entonces se evita retocar cicatrices de forma posterior. Además, cada vez hay más procedimientos con cicatrices minúsculas y mejor colocadas", señala el Dr. Scola Pliego.
Tanto en los casos de nuevas cicatrices como en los de cicatrices antiguas hay una serie de cuestiones a tener en cuenta: "Hay unas líneas en la cara dónde la tensión de la piel tiende a abrir más la cicatriz y a hacerla más visible. Si al intervenir hacemos las incisiones en ese sentido es más fácil que las cicatrices sean menos visibles. Además, se debe intentar que las cicatrices no tengan tensión, para que se noten menos".
En los casos de cicatrices previas hay una serie de técnicas para mejorarlas en el caso de que sean muy antiestéticas. Según el Dr. Scola Pliego, "algunas que van perpendiculares cruzando las líneas de tensión se pueden transformar mediante zetaplastia, una técnica que consiste en convertir una cicatriz lineal en una línea quebrada, pues las líneas irregulares normalmente tienden a verse menos y además cambiamos la dirección dominante de esa cicatriz de manera que se ajusta más a las líneas de tensión. Hay casos, como los queloides (cicatrices que crecen en exceso) en el que hay que valorar el riesgo de intervenir frente al beneficio que obtendría el paciente".
Lo que los especialistas en cirugía facial destacan es que el camuflaje de cicatrices no se hace solo por el aspecto estético, si no porque en algunas zonas de la cara las cicatrices pueden afectar a la funcionalidad y, en consecuencia, la calidad de vida del paciente.

-Parálisis facial
La parálisis facial, ya sea por causa médica, como la parálisis de Bel, o como consecuencia de resección de tumores es cada vez más frecuente porque se intervienen tumores más profundos. "Aunque se trata de un gran avance médico poder intervenir dichos tumores, su resección tiene unas consecuencias sociales y funcionales importantísimas para el paciente, cuando la parálisis no es recuperable por sí sola porque se ha tenido que cortar el nervio facial", ha señalado el Dr. Scola Pliego.
Sin embargo, en la actualidad, el avance de la cirugía facial ofrece a estos una variedad de tratamientos para mejorar no sólo su aspecto si no también la funcionalidad, por ejemplo, protegiendo el ojo, pudiendo volver a cerrarlo, acabando así con las continuas úlceras en la córnea y la pérdida de visión, y ganando competencia en la boca, pudiendo volver a cerrarla bien, no derramando líquidos al beber o no babeando. Todo ello supone una mejora de la calidad de vida radical.

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