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24 June 2010

En el 55% de los casos de dolor neuropático que se ven en AP se da un cuadro de depresión asociado, según médicos generales y de familia


No se conoce la incidencia ni la prevalencia real del dolor neuropático en España, aunque los expertos estiman que afecta a más de dos millones de españoles. Sin embargo, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) señala, a propósito de la celebración de su congreso anual, que España ha participado en un estudio epidemiológico internacional reciente en el que se ha obtenido una prevalencia del dolor neurológico del 7,7% en la población general, un poco superior a la media europea, con una alta prevalencia de depresión (29%) y un alto coste laboral. No obstante, “en las consultas españolas de Atención Primaria, los pacientes con dolor neuropático tienen tasas de depresión mucho mayores (55%), según varios estudios -Prevadol 2005 (Montero), Neuropathic 2006 (Pardo), Cavidol 2007 (López-Silva), Estudio Prevalencia dolor neuropático en Atención Primaria (Pérez C. Clin Drug Invest 209)-, según la doctora Juana Sánchez Jiménez, responsable del grupo del Dolor de la SEMG, que participa como ponente en el congreso que esta sociedad científica celebra estos días en Granada, con la conferencia “Dolor neuropático. Retos del siglo XXI”.
Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), el dolor neuropático es aquel dolor iniciado o causado por una lesión primaria o disfunción del sistema nervioso central o periférico. Aunque, como recuerda la doctora Sánchez Jiménez, un consenso europeo modificó esta definición por la de “consecuencia directa de una lesión o enfermedad que afecta al sistema somatosensorial”. La doctora Sánchez Jiménez añade que se trata de “una manifestación de un trastorno de las fibras nerviosas, que es a la vez un fenómeno sensitivo positivo que implica una actividad anormal en las vías de transmisión sensorial de la percepción del dolor”.
La doctora Sánchez Jiménez detalla que existe “el dolor neuropático puro -dolor en el sistema nervioso- y el dolor neuropático mixto -dolor que además del sistema nervioso incluye también otros tipos de dolor como el nociceptivo, que afecta a la estructura músculoesquelética -dolor crónico más frecuente en el primer nivel asistencial-; y continúa diciendo que “se trata de un síntoma que debe tratarse por sí mismo, al margen de la patología que lo provoca”.
“El dolor neuropático es uno de los problemas crónicos de salud más difíciles que nos encontramos en las consultas de Atención Primaria, debido a que existe cierto desconocimiento de sus singularidades, tanto de su diagnóstico como de su tratamiento, por parte de toda la sociedad”, afirma la responsable del Grupo del Dolor de la SEMG. “Al fallar el diagnóstico y los tratamientos, el dolor se perpetúa y se hace más rebelde a la hora de tratarlo, ya que el daño o alteración nerviosa se complica y es más difícil de reparar”. Los síntomas incluyen sensación de quemazón, hormigueo, pinchazos lacinantes en la zona afectada y dolor e hipersensibilidad ante estímulos que habitualmente no son dolorosos, como puede ser el viento o el roce de la piel con las sábanas, recuerda la SEMG. La doctora Sánchez Jiménez insiste en que se trata de un dolor que en la mayoría de las ocasiones pasa a ser crónico, “ya que el tiempo medio de duración del dolor neuropático en nuestro país es de cuatro años y se considera que un dolor es crónico cuando pasa de los tres meses de duración”. Y es que “el proceso patológico neuronal cambia en el curso de la lesión: los mecanismos fisiopatológicos son evolutivos”, manifiesta la doctora Sánchez Jiménez, “se trata de un proceso progresivo e integrado que avanza si no recibe tratamiento, ocasionando graves repercusiones en la calidad de vida de los pacientes afectados”.


-Alta prevalencia del dolor neuropático en pacientes diabéticos y enfermos de cáncer
Las causas más frecuentes de dolor neuropático son, según un estudio estadounidense reciente, “la lumbociatalgia y la cervicalgia, que suman 62,3%; el Síndrome de Dolor Regional Complejo II o causalgia -sensación de quemazón- (12,1%), y la neuropatía diabética (10,8%). Comparados con otro grupo de pacientes que no sufrían dolor neuropático, pero sí otros procesos dolorosos como fibromialgia, osteoartritis u otros procesos crónicos como coronariopatías o depresión, se valoró que los costes sanitarios eran más elevados en los pacientes con dolor neuropático, según información facilitada por la coordinadora del Grupo del Dolor de la SEMG. “De ahí que el dolor neuropático sea un problema de importancia creciente, no sólo por el número de pacientes a los que afecta, sino por la gran repercusión sobre la calidad de vida de los que lo experimentan, además de los costes asociados derivados de incapacidades laborales transitorias, junto con una elevada frecuentación al sistema sanitario y demanda de prestaciones sociales”, indica la doctora Sánchez Jiménez.
Asimismo, la doctora Sánchez Jiménez comenta que los cuadros clínicos más habituales en caso de dolor neuropático son “las polineuropatías dolorosas, principalmente la diabética; la asociada al VIH; la que deriva de la quimioterapia, así como la neuralgia postherpética, la neuralgia del trigémino -facial-, el síndrome del miembro fantasma y la postmastectomía”, y hace hincapié en la necesidad de “identificar los mecanismos responsables, sin lo cual es imposible establecer una estrategia de combate ni seleccionar el tratamiento más adecuado”. De hecho, el dolor neuropático tiene una prevalencia del 25% entre los diabéticos y del 20% entre las mujeres que han sufrido una mastectomía, informa el Grupo del Dolor de la SEMG; y en general, un tercio de los enfermos de cáncer experimentan este trastorno doloroso.
El dolor neuropático “responde mal a los analgésicos convencionales, de ahí que se hayan y se estén desarrollando nuevos fármacos con los que estos pacientes pueden obtener alivio”, afirma la doctora de la SEMG, y agrega que “el tratamiento farmacológico sigue siendo la base, ya que han aparecido nuevos y recientes medicamentos en el mercado que nos ayudan a su control; sin embargo, en muchos casos debe complementarse con ayuda psicológica y en casos rebeldes son necesarias técnicas quirúrgicas agresivas de elevado coste”. La doctora Sánchez Jiménez destaca que “afortunadamente, el interés por este dolor hace que en la actualidad se esté trabajando en estudios clínicos mediante nuevos fármacos que puedan ayudar a su control”, aunque reconoce que “el dolor neuropático constituye un reto debido a los mecanismos complejos y no bien conocidos de su origen, lo que conlleva a la falta de una terapéutica totalmente eficaz y provoca que nos encontremos ante uno de los dolores más difíciles de tratar”.
“En España, la mayoría de pacientes con dolor neuropático se atiende en Atención Primaria, su papel fundamental en el diagnóstico e inicio del tratamiento correcto es fundamental para evitar la cronicidad del cuadro; además, debe ser individual, precoz y escalonado”, concluye la doctora Sánchez Jiménez.

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