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01 August 2012

Un mayor consumo de vitaminas B y de vitamina E podría reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares

Según una nueva revisión de estudios, es posible que los ensayos aleatorizados controlados no hayan podido probar la eficacia de las vitaminas B y de la vitamina E para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares debido al diseño inapropiado de los estudios.

La revisión analizó ocho ensayos aleatorizados controlados (RCTs, por sus siglas en inglés) que usaron vitaminas B (ácido fólico, vitamina B6 y vitamina B12) y cuatro ensayos que utilizaron vitamina E que no mostraron efectos de la suplementación con vitaminas en la prevención de enfermedades relacionadas con la disfunción de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón y el cerebro (1). Al observar el diseño de los estudios y las contradicciones de los resultados el análisis mostró que los ensayos clínicos tenían un diseño inapropiado y que obviaban el impacto de algunos factores de confusión tales como el uso concomitante de estatinas, ácido acetilsalicílico y otros medicamentos, que podrían llevar a una interpretación sesgada y errónea de los datos. Los efectos protectores y preventivos para la salud cardiovascular de las estatinas y la aspirina, por ejemplo, podrían haber reducido o suprimido la posibilidad de observar una diferencia en el número de eventos de enfermedad entre el grupo de las vitaminas y el del placebo.

Los investigadores concluyeron que el efecto preventivo de la vitamina en las enfermedades cardiovascu-lares no se debería descartar por las pruebas negativas aportadas por los ensayos. Debido a las caracte-rísticas inapropiadas de los ensayos y los resultados erróneos de los RCTs amplios no se pudieron sacar conclusiones (tales como dejar de recomendar los suplementos de vitamina B para la prevención de enfermedades cardiovasculares o relacionar la vitamina E con un aumento del riesgo de accidente cerebro-vascular hemorrágico). El último caso, por ejemplo, se podría explicar por la acción combinada de la vitamina E con la aspirina, puesto que el efecto antiplaquetario y el anticoagulante son acumulativos cuando éstas se consumen juntas. Los científicos añadieron que la suplementación con vitamina B y E puede ser eficaz para la prevención primaria y que los ensayos amplios con vitaminas no contaron con suficientes participantes para resolver el debate sobre la eficacia de la suplementación con vitamina en la prevención secundaria de las enfermedades cardiovasculares.

El posible papel que desempeñan las vitaminas B en la salud cardiaca reduciendo los niveles de homociste-ína, un aminoácido que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular, es un tema controvertido. Aunque los estudios epidemiológicos han relacionado un mayor consumo de vitaminas B, que se cree que disminu-yen los niveles de homocisteína en sangre, con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, los ensayos línicos que incluyeron participantes con riesgo de sufrir o que ya sufrían enfermedades cardiovasculares han producido resultados nulos. Los estudios que han investigado el efecto antioxidante de la vitamina E, que puede reducir el riesgo de aterosclerosis, tampoco han sido concluyentes.

Los expertos ya han señalado que no se debe esperar de la suplementación con vitamina B a corto plazo que impida el desarrollo a largo plazo de enfermedades cardiacas o que compense toda una vida de hábitos no saludables. Además, proporcionar una dosis establecida de un nutriente durante un determinado periodo de tiempo no es una forma adecuada de evaluar el potencial efecto de los nutrientes en la salud y el bienestar.


**Publicado en el BOLETIN NUTRI-FACTS(número de agosto)

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