El doctor Celso Arango, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam) ha anunciado en Bilbao, en el marco del XVI Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebra del 25 al 28 de septiembre, que la producción científica de esta red “alcanza anualmente la cifra de unos 400 artículos científicos indexados en revistas científicas con factor de impacto”.
El científico ha explicado que, “como centro, somos un total de 25 grupos, repartidos en ocho Comunidades Autónomas, y en los que trabajan cerca de 500 investigadores. De éstos, aproximadamente 90 personas están contratadas directamente por el Cibersam y el resto están contratadas por otras instituciones, consorciadas dentro del centro de investigación. Eso nos hace muy competitivos en el ámbito europeo”.
Asimismo, ha señalado que en el Cibersam, “como en cualquier centro de prestigio que se precie, hemos logrado que la mitad del gasto que se ejecutó en el último ejercicio proceda de la autofinanciación, con recursos recibidos a través de proyectos, colaboración con la industria, etc. El resto del presupuesto correspondió a fondos públicos provenientes del Instituto de Salud Carlos III.
El Dr. Arango ha ubicado la clave de este éxito, “en la existencia, dentro del Cibersam, de grupos de investigación colaborativa de gran calidad con abordajes distintos pero dispuestos a flexibilizarlos y adecuarlos a las necesidades de proyectos más amplios”.
Estas capacidades han llevado a que el Cibersam sea la entidad que coordina “la hoja de ruta de investigación en salud mental de la Comisión Europea para los próximos años. Esto significa que no sólo contamos con el aval y la confianza de la Comisión Europea, sino también con el de los investigadores europeos que han estado de acuerdo que esta estrategia sea coordinada por nosotros”.
Programas y plataformas
El director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam) ha señalado que la entidad se encuentra estructurada en seis programas: “esquizofrenia, depresión, trastorno bipolar, psiquiatría del niño y del adolescente, innovación terapéutica y trastornos de la ansiedad, psicosomáticos y de los impulsos”.
Para llevar a cabo esos seis programas “nos hemos dotado de una serie de plataformas. Por ejemplo, tenemos una base de datos común, en el que se recogen aspectos relevantes que pueden ser almacenados y recuperados posteriormente por otros investigadores. Disponemos de un banco de cerebros de enfermedades mentales. Contamos con una plataforma de ADN, en la que tenemos 10.000 muestras de personas con trastorno mental y controles sanos”.
“También tenemos una plataforma de banco de instrumentos que sirve para validar todas las escalas de evaluación que usamos en salud mental y crear nuevas escalas cuando se detecta una necesidad de medir algo que no podemos medir”, algo que el experto ha valorado de forma “muy positiva”.
“La unión de todo ello ha fomentado nuestra competitividad y nos ha permitido participar en consorcios europeos, así como publicar de manera regular en las revistas científicas más prestigiosas” ha concluido.
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