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23 October 2012

SÓLO EL 27% DE LOS PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN PEDIÁTRICOS CUENTA CON FINANCIACIÓN ESTATAL


Se habla mucho del papel de la I+D como motor de la innovación, pero poco de la importancia de que esa investigación se haga en el ámbito pediátrico. Debido a la necesidad de apostar por esta área, los residentes reunidos en el 1º Encuentro hispano-Portugués, promovido por la Asociación Española de Pediatría y la Sociedad Portuguesa de Pediatría, han insistido en la importancia de potenciar las ayudas investigadoras para elevar la competitividad.

Según el profesor Máximo Vento, coordinador del Comité de Investigación de la Asociación Española de Pediatría (AEP), “en España contamos con una amplia red de grupos de investigación en casi todas las áreas pediátricas, pero existe una gran carencia en el campo de la práctica clínica, principalmente motivada por el hecho de que tanto la formación como las demandas laborales se enfocan principalmente a la parte asistencial”. Tal y como indica, “mientras en otros países europeos, sobre todo en los nórdicos, hacer investigación clínica y experimental es una obligación de los residentes, en el nuestro se sigue considerando un lujo. Esto conlleva que los médicos en formación dediquen su tiempo libre y su esfuerzo a realizarla sin reconocimiento”.

La investigación pediátrica se sostiene gracias a grupos localizados dentro de los grandes hospitales de Madrid, Barcelona, Valencia, País Vasco o Sevilla, entre otros, “pero se encuentra en gran manera limitada por el gigante de la I+D en adultos”, según reconoce el profesor Vento. “Los proyectos destinados a la salud infantil tienen menos envergadura que los del adulto ya que la casuística es más pequeña y adquieren menor relevancia a nivel social, lo que va en detrimento de las ayudas económicas que se conceden desde el Ministerio. A ello se suma, además, la falta de formación investigadora, lo que se traduce en proyectos poco consistentes y escasas publicaciones”.

A tenor de las cifras que maneja este especialista, “en los últimos tres años apenas un 2,5% de todos los proyectos presentados para optar a financiación procede de la especialidad de Pediatría, cuando por el número de profesionales que existen el porcentaje debería ser superior”. En la actualidad, tan sólo reciben financiación pública el 27% de las investigaciones en comparación con el 39% de la media de otras especialidades.

”Tenemos que mejorar todavía mucho”, reconoce el responsable del Comité de Investigación de la AEP. En este sentido, esta sociedad científica está haciendo un gran esfuerzo para animar a la empresa privada a que financie a los jóvenes investigadores y a consolidar grupos ya establecidos. De momento, según el profesor Vento, la crisis no está siendo un impedimento para seguir trabajando en el ámbito de la I+D pediátrica y las ayudas recibidas por la AEP en 2011 no han variado con respecto al ejercicio anterior. “La AEP ha hecho un esfuerzo dada la importancia que concede a la investigación y ha ampliado su oferta de becas y ayudas”, explica.

Cambios necesarios
Para este pediatra, el hecho de que el sistema educativo español no incorpore de forma más contundente a los MIR a hacer investigación limita en gran medida la capacidad de crecimiento. En palabras del profesor Vento, “el sistema MIR se ha quedado corto y debería incluir dos o tres años de subespecialidad en los que los residentes deberían incorporarse a las líneas de investigación del servicio”. En su opinión, tendría que establecerse la diferenciación entre los médicos que deseen continuar con una carrera asistencial y una académica. “El profesional que quiere hacer investigación no puede realizar exactamente la misma tarea que aquel que desarrolla exclusivamente actividad asistencial”, argumenta el profesor Vento.

También se requieren cambios en la práctica clínica y, en este sentido, el profesor Vento insiste en que deben instaurarse controles de calidad en la investigación y sentar unas bases para que los hospitales que sean considerados de referencia incluyan de forma obligatoria la docencia, la investigación y la asistencia. “Si no es así, -subraya este experto-,la gran masa innovadora de producción científica no funcionará e irá en detrimento del producto final”.

Precisamente con el objetivo de otorgar mayor visibilidad al papel que juega la investigación en la práctica asistencial, la AEP creó recientemente la Comisión de Investigación Pediátrica, formada por siete miembros de la Asociación, expertos de distintas áreas de la especialidad como neonatólogos, endocrinos, nefrólogos e intensivistas pediátricos, atención primaria. “La iniciativa nace del compromiso de la AEP por apoyar la investigación pediátrica y sus áreas afines y dar una mayor difusión internacional al trabajo de los profesionales pediátricos”, explica el profesor Vento.

Ejemplos de eficacia
Y es que, pese a las limitaciones, la investigación pediátrica ha alcanzado notables logros que se han trasladado a la práctica clínica, lo que ha mejorado el pronóstico y la morbi-mortalidad de muchos menores. Como ejemplo, el profesor destaca que “la investigación sobre el dolor en la edad infantil ha permitido la utilización de analgésicos de una forma mucho más adecuada y precisa evitando  sufrimiento a los niños. Las vacunas, por otro lado, son quizás el paradigma del progreso a la mejoría de la calidad de vida con la que se ha contribuido desde el ámbito pediátrico”.
El futuro alberga un espacio para la esperanza, puesto que la media de investigadores españoles comienza a ser importante. Lo ideal para no perder el ritmo, “es que se promueven plazas de plantilla en las que beneficiara la dedicación investigadora en los baremos”, explica. “Asimismo, la consolidación de redes de hospitales de excelencia tanto nacionales como europeos, contribuiría notablemente a poder realizar estudios con amplio poder estadístico y con conclusiones que permitiesen el avance real de la especialidad”.

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